Todos llegamos a este mundo como un Ser puro y natural. Es en la niñez, cuando tenemos que aprender a vivir, condicionados por las experiencias, la educación y la cultura, que reprimimos nuestro genuino ser. Para adaptarnos al mundo que nos rodea, desarrollamos una personalidad automatizada y condicionada por esas heridas emocionales de la infancia. Los expertos coinciden en que durante los primeros 6 o 7 años de vida los niños sientan los pilares de la personalidad que les definirá como adultos. Hay una herramienta que permite identificar diferentes tipos de personalidad para poder trabajar en ellos: se llama la psicología de los eneagramas de la personalidad, y fue desarrollado por el psiquiatra y antropólogo chileno Claudio Naranjo.
Eneagrama en griego significa «nueve líneas». Describe nueve tipos de personalidad, denominados “eneatipos”. La realidad es que cada uno de nosotros posee elementos de los nueve tipos en distintos grados. Habrá un tipo que sea dominante pero podemos llegar a aprender a ser más flexibles y equilibrados, emulando las cualidades positivas de los otros ocho. No debe utilizarse como un método de etiquetado, cada persona es única y diferente. Pero imaginen lo revelador y útil que puede ser usar el eneagrama cómo instrumento de nuestro autoconocimiento por una parte y por la otra, de descubrimiento de la esencia de nuestros niños, para acompañarlos a que la desplieguen en todo su esplendor. Esencia que se encuentra debajo de esa máscara de la personalidad que están desarrollando ahora, durante su niñez, y cuyos comportamientos podemos comprender y ayudar a encauzar a la luz del eneagrama.
En este artículo voy únicamente a mencionar los 9 eneatipos, y luego iré desarrollando cada uno. Ningún eneatipo es mejor ni peor que otro. Cada forma de ser tiene virtudes maravillosas y puntos débiles a trabajar.
- Eneatipo 1: el que quiere ser perfecto
- Eneatipo 2: el que quiere ser amado
- Eneatipo 3: el que quiere ser valorado
- Eneatipo 4: el que quiere ser especial
- Eneatipo 5: el que quiere silencio
- Eneatipo 6: el que quiere estar seguro
- Eneatipo 7: el que quiere disfrutar
- Eneatipo 8: el que quiere poder
- Eneatipo 9: el que quiere paz
Como adultas, podemos buscar aquel eneatipo o personalidad con la que más nos sintamos identificadas. Sin embargo, al emplear el eneagrama con los pequeños, corremos el riesgo de «etiquetar» a los niños. La «clasificación» de las personas no es el sentido original del eneagrama. Aunque sea una herramienta muy útil de desarrollo personal, la psicología hace mucho hincapié en lo necesario que es huir de los arquetipos. Los niños pequeños son especialmente maleables e influenciables, al «catalogar» sin querer a un niño podríamos convertirlo en aquello que nosotros creemos que es, a fuerza de repetírselo.
La finalidad de utilizar el eneagrama con los niños es conocer, aceptar y respetar su forma de ser, sea la que sea. Con el propósito de prestarle la mejor compañía, apoyo y ayuda posibles durante su infancia.
Aunque los niños tengan ciertas predisposiciones innatas, aún son pequeños y están constantemente experimentando, cambiando y probando nuevas actitudes y formas de comportarse. Su auténtica naturaleza se desarrollará en el transcurso de su vida, como resultado de sus experiencias, sus decisiones y su andar por esta vida.