En las culturas antiguas, se pensaba que las personas, así como todas las cosas de la naturaleza, seguían ciclos de 7 años. Bajo estas creencias, el momento del séptimo año es un momento de crisis, de cambios, de decisión. Esta circunstancia desafiante genera miedo, que se simboliza con un dragón que la persona debe enfrentar y dominar, para no ser dominada por él. Un dragón aparece en la vida de la persona cada 7 años, representando 5 miedos básicos hasta sus 42 años, ya sea consciente o inconscientemente. Estas cinco primeras etapas conforman el proceso de afirmación. Desde los 42 años en adelante, las etapas se espejan. Dependiendo de cómo la persona los experimente, y el aprendizaje que saque de cada uno, es el crecimiento cualitativo que logrará en su vida y la sabiduría que obtendrá.
Primera etapa
Edad: 0 a 7 años
Miedo: LA DISTANCIA. En esta etapa es normal que los chicos teman nuestra ausencia o distancia. Algunas circunstancias particulares, como la muerte de un familiar cercano o una mascota, pueden agrandar aún más este miedo. Una posible separación de los padres también es un factor importante, que puede profundizar el temor. Si no se atiende bien este miedo, puede quedar atrapado en el temor al abandono.
Actitud: PRESENCIA. Los padres tienen que mantener su presencia en esta etapa de la vida, tanto cualitativa como cuantitativamente. Es fundamental tanto la figura materna como la paterna, quienquiera sea que las encarne.
Elemento: AGUA. Facilitarles el contacto con el agua es sanador en esta etapa de la vida. A través de ella, los niños canalizan su energía.
Nivel de conciencia: EL YO. Los niños necesitan en esta etapa límites claros y precisos. No hace falta darles explicaciones respecto a lo que les decimos, pero sí que sientan seguridad en lo que decimos. “Las normas valen por sí mismas”.
Sentido: GUSTO. En esta etapa es fundamental variar la alimentación. Generalmente en los hogares los alimentos que se ofrecen suelen estar limitados a los que le gustan a la madre y al padre. Debemos procurar ofrecerle al niño la mayor cantidad posible, inclusive alimentos que no son de nuestro agrado para que ellos puedan desarrollar un gusto más amplio, generando hábitos saludables de alimentación, que lo acompañarán durante toda su vida.
Segunda etapa
Edad: 7 a 14 años
Miedo: CERCANÍA. Miedo a los otros, a que no me quieran, a que no les agrade.
Actitud: AUTONOMÍA. Lo recomendado es ayudarlos a que ellos enfrenten las situaciones por ellos mismos, que tomen sus decisiones. Que pasen gradualmente de la dependencia a la independencia, estando nosotros cerca y acompañándolos. “La norma se apoya en un valor”. Las normas que en la etapa anterior no se explicaban, ahora se fundamentan en determinados valores que ya son capaces de comprender. En esta etapa, que coincide con el inicio escolar, es crucial que fomentemos los valores de respeto y dignidad, tanto hacia los otros como a sí mismos, para prevenir el bullying y cualquier otra forma de maltrato psicológico o físico, que puedan sufrir o infligir.
Elemento: FUEGO. Los colores, la calidez y la reactividad del fuego atrapan su atención. También, la danza de las llamas al compás de una suave brisa. Una fogata de campamento puede ser un momento de verdadero encuentro, calor y alegría, muy importantes a esta edad.
Nivel de conciencia: SOCIAL. Nace la espontánea solidaridad en los niños. Hay que favorecer su sentido solidario, ya que los ayuda a valorarse como personas y a entender al prójimo.
Sentido: VISTA. Tenemos que asistirlos a empezar a ver más allá de su pequeño mundo, a ampliar su mirada. Luego de ver películas o presenciar situaciones junto a los niños, podemos reflexionar juntos; qué interpretaron, cómo se sintieron, qué les llamó la atención. Que puedan expresarse y escuchar a los demás es un valioso aprendizaje.
Tercera etapa
Edad: 14 a 21 años
Miedo: CAMBIO. La etapa de la adolescencia es un período de transición entre la niñez y la adultez. Incluye grandes cambios, tanto en el cuerpo como en la forma de relacionarse con el mundo. Necesitan tomar distancia de los padres, luchan por su independencia y pasan más tiempo con sus pares que con su familia.
Actitud: SEGURIDAD. Los padres tienen que hacerle saber a sus hijos que pueden contar con ellos cuando lo necesiten. No tienen que involucrarse en la vida de su hijo, ya no son los capitanes del barco, sino más bien los faros que iluminan su camino. Hay que dejar que los hijos hagan su proceso, dándoles gradualmente mayor libertad a medida que vayan asumiendo sus responsabilidades, siempre honrando su independencia e individualidad. Ser buenos referentes no implica ser perfectos, deberán ser coherentes y consistentes con sus valores. Así, a pesar de darse una cierta separación física y emocional de su familia, podrán restablecer una relación «adulta» con sus padres, considerándolos personas de su mismo nivel a quienes pedir consejos y con quienes hablar de temas serios, en vez de una figura de autoridad.
Elemento: AIRE. Se desenvuelven mejor en el espacio abierto, al aire libre.
Nivel de conciencia: EXISTENCIAL. A partir de esta etapa comienzan a reflexionar por el significado de la vida, por el sentido de sus vidas. Identifican sus propios valores. Se centran más en el futuro y basan sus decisiones en sus ilusiones e ideales.
Sentido: TACTO. Este sentido se agudiza, siendo más relevante para la interpretación del mundo, en la relación con los otros y como forma de expresión.
En la próxima entrega seguiremos descubriendo las características de cada etapa del desarrollo de las personas. Nos vemos!